miércoles, 30 de mayo de 2018

Personalidades Múltiples


Yo soy el narrador. Convivo con la organización y los pensamientos constantes. En mi espacio es dónde se generan los contenidos teóricos para luego ser aplicados (o no) por el resto de los muchachos. Pienso, explico, digo y vuelvo a pensar. Soy uno de los que más conversaciones tienen con el resto de las partes. Me involucro mucho porque el proceso mental es muy rápido y constante. Quiero entender todo. Quiero organizar las cosas y anticiparme a los hechos. No quiero dejar nada librado al azar ni a la improvisación. Soy muy metódico e incluso a veces se me superponen las ideas, las cosas que hago. Esta sobrestimulación de pensamientos y razones entra en conflicto con uno de los encargados de llevar a la práctica todo este marco teórico que aquí producimos.

Yo soy el buscador. El disconformista, el que se cansa rápido de las cosas. Me gusta probar cosas nuevas, me aburre lo repetido. Odio la rutina. Busco gustos nuevos en la comida, en la música, en el deporte y en la estética normal de las cosas. Pocos proyectos me convencen de manera tajante. Al principio todo me parece interesante, pero luego debo seguir explorando otras alternativas. No me enfoco en nada fijo. Soy el más insistente a la hora de planear viajes porque me encanta conocer lugares nuevos.

Yo soy el vago. Aplico la ley del menor esfuerzo. Me gusta mucho dormir y odio todo lo referido al trabajo, al compromiso y a la responsabilidad. Podría pasar la vida tirado en el pasto leyendo un libro y escuchando música o en la cama mirando fútbol y series. No me gusta moverme. Planifico todo con tal de tener las cosas a mano al momento de sentarme en algún sitio. Para comer, por ejemplo, tener cerca la computadora, el control remoto, el celular y no olvidar llevar sal, bebida, condimentos ni nada que me hiciera levantarme más adelante. El solo hecho de imaginar algunos esfuerzos, trayectos y recorridos ya me satura. Dejo las cosas por la mitad y soy el responsable de que nunca triunfe la constancia en nada de lo que se proponga el narrador.

Soy el festivo. Hablador, protagonista y eufórico. Tengo mucha energía. Me encanta hacer reír a los demás. Amo cuando vamos en bicicleta y exploto en fiestas, asados y cuando vamos a la cancha. Hablo más de lo que pienso y no discrepo con nada. Todo me parece bien y muy pocas cosas me molestan. Es raro que lleve la contra en algo o muestre explícitamente mi disconformismo. Evito peleas y discusiones. Siento que no valen la pena. Soy egocéntrico y suelo interrumpir a la gente cuando habla. Pero también escucho y me involucro en las historias de las personas. Quiero ayudar, de hecho me ofrezco muy enfáticamente para resolver problemas o situaciones que enfrente mi círculo de amigos, familia y seres queridos. Claro, no siempre termino cumpliendo porque el vago entra en disputa. Trato de tener buena cara siempre para todo y estar bien predispuesto.

Yo soy el colgado. No aparezco muy seguido porque narrador está en todo, pero cuando sí tomo el control pasan cosas grosas. Mis cuelgues suelen ser muy grandes y generalmente pueden traer consecuencias graves. Nunca exploté una casa ni causé daño a nadie, no me refiero a ese tipo de gravedad. Sobretodo olvidar cosas importantes, fechas, objetos, personas…situaciones críticas que deberíamos enfrentar todos y para mí pasan por alto.
Yo soy el soñador. Casi hermano del buscador, solo que él se enfoca en cuestiones más concretas de búsqueda, más a corto plazo. Yo sueño con un futuro donde todas estas facetas diferentes encuentren armonía entre ellas y para con el mundo. Sueño con que se terminen algunas injusticias intolerables y desaparezca la violencia. Dónde el ser humano pueda ver más allá de su propio ombligo y ser más solidario con las personas que tienen más necesidades. También sueño con glorias personales, realización personal y metas que hoy encuentro lejanas. Imagino una vida con felicidad, rodeado de la gente que amo y con mis deseos satisfechos.

Yo soy el depresivo. Miro hacia atrás y solo veo fracasos. Siento miedo y vergüenza del qué  dirán, de cómo puedan evaluarme los demás. Me hundo y pienso en que soy un perdedor. Las pocas cosas que logré fueron con ayuda, no por mérito propio. Soy muy callado y reservado. Oculto muy bien mi depresión porque a festivo es fácil engañarlo y siempre quiere ser el centro de la atención. No avanzo. Estoy como paralizado, encerrado en mi propio foco. Me refugio en casa, donde siento que nada puede dañarme.
Yo soy violento. Pocas veces salgo a la luz, solo cuando alguna situación los desborda a los demás. Soy hiriente, sobre todo con la boca. Logro hacer sentir muy mal a las personas a las que me dirijo. Puedo explotar y tengo la fuerza para derrumbar una pared. Me mantienen a raya. Antes podía tener el control total durante más tiempo o en mayor cantidad de momentos, pero el idiota de pacífico fue muy fuerte. Logró enjaularme y son pocas las oportunidades en las que puedo engañarlo.

Yo soy pacífico. Soy tranquilo y calmo. También transmito paz a los que me rodean. Me fui desarrollando gracias a algunas experiencias gratificantes que llenaron mi alma y mi corazón. Nos llenaron de una paz tan grande que casi siempre me permite transmitirla a todos los demás integrantes. Puedo pasar horas volando, contemplando alguna imagen o flotando con algún pensamiento. También logro manejar situaciones difíciles y evitar problemas. Estoy convencido que gracias a mi podremos alcanzar la felicidad.
Yo soy el romántico. Suelo enamorarme fácil de las personas y de sus historias. Impulso el amor como la mejor forma de vivir. El amor como la forma de vencer miedos y de romper algunas barreras. Me encanta dar cariño y recibirlo. Soy tierno y apasionado. Soy constante. Estoy desde el inicio. Mis formas más explicitas aparecen frente a mi pareja o mis familiares más cercanos.

Yo soy el deportista. Intercalo etapas con vago, pero cuando es mi turno lo aprovecho. Boxeo, natación, gimnasio, salir a correr, he hecho de todo por nosotros. Sin duda los preferidos e inamovibles son la bicicleta y el fútbol. Mi medio de transporte predilecto y mi gran pasión. Semanalmente, recorro muchos kilómetros y juego mínimamente un partido. Disfruto mucho mi estado pleno, una respiración fluida y un cuerpo resistente. Soy primordial para llevar adelante todas las tareas a las que nos enfrentamos día a día. Soy fuerte y efectivo. Si no estuvieran los idiotas de vago y depresivo podría hacer grandes cosas con nosotros…

Yo soy el inconsciente. Mi tarea clave es lograr que todos estos estratos sigan intercalándose sin que ninguno se defina. No suelen darse cuenta de mi participación, salvo en determinadas ocasiones en las que el narrador ahonda muy profundo en su mente. De todos modos, siempre termino confundiéndolo, reprimiendo todos los intentos por sacar la verdad a la luz. Vivo en sus conversaciones, en sus pases de mando. Puede ser que narrador sea quien lleva el comando global de la situación, pero soy yo el que los controla a todos. Mis deseos son desconocidos y mi accionar no puede detenerse.

Mientras tanto la vida


Este lugar sirve para responder algunas preguntas.
Los objetivos que nos planteamos ocupan tiempo. Tiempo que sí, es necesario invertir en cumplirlos, en recorrerlos. Pero tiempo que se nos consume. Tiempo que utilizamos en ellos y no en otra cosa. Por eso este lugar. Un espacio para entender que pasa mientras recorremos ese camino. Qué pasa con nosotros en ese momento. ¿Estamos viviendo realmente? ¿O vamos en piloto automático? ¿Queda tiempo para levantar la cabeza y mirar?
Mientras tanto, la vida. Esos pequeños grandes detalles que suceden a la par de nuestros pensamientos. Nuestras acciones en tiempo presente. Quienes somos y cómo afectan en nosotros nuestros actos momentáneos. Lo que contamos en una charla de café, en una birrreada con amigos. Pero más profundo. Sacando las cotidianedades del clima, del deporte, del día de trabajo. La vida pasa mientras hacemos todas estas cosas, claro, porque esa es nuestra vida. ¿Pero estamos contentos con eso?
Mientras pasa nuestra rutina, soñamos con una vida al aire libre y animales dulces que correteen con nosotros. Con amor, abundancia, salud y felicidad. Todo lo que hacemos es para alcanzar esas cosas o para mantenerlas si ya las tenemos.
Mientras tanto la vida se va consumiendo y la intensidad se apaga. La realidad nos muestra más concreto que árboles y más discusiones que festejos.  Pero seguimos, porque no podemos detenernos. Porque el objetivo es más grande que todo, más importante.
Mientras tanto, la vida es el lugar para frenar. Detenerse por un instante y ver hacia donde estamos yendo, hacia donde encaminamos nuestros pasos.
El mientras tanto de nuestras vidas, es el presente de la vida, son las emociones más intensas y efímeras que nos suceden todo el tiempo.
Trabajamos, estudiamos, entrenamos, comemos y bebemos, planificamos, celebramos, lloramos, reímos, ganamos y perdemos, mientras un perro viejo cae en la ruta tumbado por un colectivo de línea. Mientras las personas más perfectas se casan en una choza en un monte verde. Mientras, dos amigos corren por una vereda escapando de una broma que le hicieron al más tonto del barrio. Mientras los soles se apagan en el espacio y el hielo congela hasta el alma más noble
Mientras tanto, la vida.